Creemos en una intervención mínima que respete la autenticidad y pureza de la uva, vinos sin maquillar su belleza natural.
Nuestra bodega es un espacio sencillo y funcional, concebido para conservar la esencia de nuestras uvas y reflejar el carácter único de este terroir tan especial. Aquí, el control es esencial, pero sin grandes intervenciones tecnológicas; tradición y precisión caminan juntas, en perfecta armonía.
Con una producción extremadamente limitada, nos centramos en cada detalle para garantizar que la calidad sea nuestra prioridad absoluta. La vendimia es un momento clave, y debido a nuestro tamaño reducido, podemos llevarla a cabo en el momento preciso y de forma manual, seleccionando cuidadosamente los racimos en su punto óptimo.
En Aba Solleira elaboramos dos vinos: Aba Solleira y Aba Solleira Selección Personal. El primero es casi 100% Mencía, proveniente de nuestras parcelas de suelo granítico. El segundo, también mayoritariamente Mencía, tiene un toque especial con una mínima mezcla de variedades autóctonas como Brancellao y Merenzao, procedentes de los viñedos más antiguos y cultivados en suelos de pizarra.
Ambos vinos fermentan en pequeños depósitos de acero inoxidable, con una maceración de aproximadamente 10 días. El prensado, siempre manual, preserva la integridad de las uvas.
Después, ambos se dejan en contacto con sus lías hasta normalmente la próxima vendimia. Un proceso natural de estabilización que además aporta suavidad y redondez al paladar. Aba Solleira se cría en un tino de roble francés de 3.500 litros, mientras que Aba Solleira Selección Personal lo hace en barricas de roble francés de 500 litros, lo que aporta un toque más delicado y elegante.
Este es el corazón de nuestro trabajo: hacer vinos que expresen lo mejor de la tierra, sin forzar nada, pero con un profundo respeto por la tradición y el terroir.